Hace unos 15 días vino a verme una amiga de Madrid. Se quedó en mi casa y es así, como yo, abierta de mente y de piernas. Lo mismo le da la carne que el pescado, la salsa rosa que el queso fundido. Viva la bisexualidad.
Total que nos montamos nuestras fiestecitas, a solas y acompañadas, y he de reconocer que como mejor me lo pasé fue con ella, sin nadie más. ¿Por qué? Fue extraño, a la par que emocionante, intenso y muy excitante.
Por primera vez me sentí plena con una mujer. Me trajo un par de strap on’s, unos arneses con correas la mar de majos con los que nos follamos mutuamente, fue lo más parecido a estar con un chico pero sin perder la sensualidad y el placer femenino. Os dejo con este vídeo para que os hagáis la idea, a ver si sois capaces de comprender lo que yo sentí.
¡Ñam!